Hubiera sido buen profesor, de verdad que lo hubiera sido.
Tenia el conocimiento suficiente para serlo.
Tenía aquello que todo profesor quiere, una clase, una buena clase.
Pero le faltaban los brillos en los ojos, cuando contaba lo que supuestamente teníamos que aprendernos.
Le faltaba la emoción de contarnos que aquello era un universo que podríamos descubrir.
Le faltaba las ganas de aprender algo nuevo.
Le faltaba.... ese algo que deja una gran huella
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